-¿Quién lo garantiza?- preguntó ella.
-La fe. Y la Tradición. - Fue la respuesta.
-¿Todos saben que las puertas están abiertas?- preguntó ella.
-Alguna gente se ha dado cuenta, y está llamando a los demás. Pero hay un problema.
Paulo señaló un monumento en medio de la plaza.
- Supongamos que allí está el Paraíso. Y cada persona está en un lugar de la plaza. Cada uno tiene un camino diferente para llegar. Por eso la gente habla con su ángel, porque solamente ellos conocen el mejor camino. No sirve de nada recorrer el de los demás.
"Seguid vuestros sueños, y corred vuestros riesgos" oía decir a Vahalla.
-¿Cómo será este mundo?
-Será sólo de los que entren en el Paraíso.-respondió Paulo.- El mundo de la gente capaz de ver las transformaciones del presente, de la gente con coraje para vivir sus sueños, para escuchar a sus ángeles. Un mundo de todos los que crean en él.
Durante siglos, lloramos junto a los rios de Babilonia.- continuó Paulo.- Colgamos nuestras cítaras, nos estaba prohibido, fuimos perseguidos, masacrados, pero nunca olvidamos que había una tierra prometida. La Tradición sobrevivió a todo.
Hemos aprendido a luchar, nos hemos fortalecido para la lucha, La gente ahora vuelve a hablar del mundo espiritual, lo cual hace pocos años parecía propio de gente ignorante, cómoda, y hay un hilo invisible que une a todos los que están del lado de la luz, como los pañuelos atados de las Valquirias. Y este hilo forma un cordón fuerte, brillante, sujeto por los ángeles, una barandilla que los más sensibles notan y en la que podemos apoyarnos porque somos muchos, diseminados por todo el mundo. Movidos por la misma fe.
-Cada día este mundo tiene un nombre.- Nueva Era, Sexta Raza Dorada, Séptimo Rayo, etc
-Pero es el mismo. Te lo garantizo.
(Las Valquirias, Paulo Coelho)
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