La vida está llena de pequeñas alegrías, el arte consiste en saber distinguirlas.

La pintura naif (Folk, naive, naïve) nos presenta un mundo sereno, pacifico, mágico, contrapuesto a una realidad que generalmente no lo es.
Por tal motivo este estilo de pintura no se puede fingir, no se aprende, nace de cada uno de los seres que la ejecutan. Hay tantos estilos de pintura ingenua como pintores ingenuos.

Es un arte que nos lleva a ponernos en contacto con lo mejor de nosotros y reflejarlo. Nos conecta muy estrechamente con nuestro niño interior y se vuelca, de la forma más espontánea, con la fantasia más delirante, con el grotesco más torpe o con el hiperrealismo más caricaturizado.
Es una pintura no académica, ya que no se estudia, se siente.

“Creo que un ideal se cierne sobre la tierra, un ideal de un paraíso que no es un mero producto imaginativo, sino la última realidad a la que tienden las cosas.

Por todas partes este espíritu del paraíso está presente y saca su voz de la tierra.

Somos sordos a su llamada, la olvidamos, pero la voz de la eternidad se derrama como de un órgano potente y llega a lo más hondo de nuestro ser con su música.”

Rabindranath Tagore


Aquí es donde danza lo divino. Lo finito y lo infinito se han unido en matrimonio y quieren bailar juntos.

Escucha el ritmo que hay en tu interior. ¿No comprendes que en tu interior algo te impulsa a ser mejor cada día? ¿No sabes que hay algo que te anima a sentirte cada vez más ligero?

Algo te inspira a tener cada vez más claridad. Algo te impulsa a vivir en ese cielo.

¿Y acaso no ha sido así desde que eras pequeño?

(Prem Rawat)

La edad de la inocencia no pasó.


Se encuentra encerrado en este sueño, que me persigue en vigilia desde hace días, la idea de que somos lo que deseamos. El Ser que somos se ilumina a través del rescoldo encendido de un compromiso pasional. Y ese compromiso con la pasión se puede asumir en un millón de formas bellas.

Resulta agotador ya, el sonido de un aullido lastimero. Es necesario salirle a la vida y caminar hasta las afueras del pueblo para lanzar una mirada con perspectiva. A cierta distancia de un murmullo que lo corrompe todo puede escucharse el renacer del espíritu. La edad de la inocencia no pasó.

¡Leed, danzad, cantad!...dejad de aullar.

Bloscriptum

lunes, 3 de junio de 2013


Chris miró a Vahalla en medio de la plaza hablando de ángeles.

-¿Y por qué ella intenta convencer a los demás?

- No, no lo intenta. Vinimos del Paraíso, nos dispersamos por la Tierra, y ahora volvemos. Vahalla le pide a esta gente que paguen el precio de ese regreso.

 Chris se acordó de esta tarde en la mina.

- A veces es un precio muy alto.

-Puede ser. Pero hay personas dispuestas a pagar. Saben que las palabras de Vahalla son verdaderas, porque les recuerdan algo olvidado.

Todos llevan todavía las memorias y visiones del Paraíso. Y pueden pasar años sin recordar, hasta que ocurre algo: un hijo, una gran pérdida, la sensación de peligro inminente, una puesta de sol, un libro, una canción, un grupo de mujeres con ropa de cuero hablando de Dios. Cualquier cosa. De repente, estas personas recuerdan.

 Esto es lo que Vahalla hace. Recordarles que existe un lugar. Algunos escucharán y otros no; éstos pasarán por la puerta sin notarlo.

_Pero ella habla de este nuevo mundo.

-Son simplemente palabras. En realidad, ellas han cogido sus cítaras de los sauces y están tocando otra vez, y millones de personas, en el mundo entero, cantan nuevamente las alegrías de la Tierrra Prometida. Ya nadie está solo.

Oyeron el ruido de los caballos. La pieza había acabado. Paulo comenzó a andar en dirección al coche.

-¿Por qué nunca me has comentado esto?-preguntó ella.

.Porque ya lo sabías.

Sí, ella lo sabía. pero no lo recordó hasta ese momento.

(Las Valquirias, Paulo Cohelo)

Oh que inspire el Señor una melodía que infunda valor en nuestro padecimiento.

domingo, 2 de junio de 2013

Durante siglos, lloramos junto a los rios de Babilonia...

"Junto a los ríos de Babilonia
nos sentábamos y llorábamos.
De los sauces que hay en medio de ella
colgábamos nuestras cítaras"

Evelyn De Morgan

Las puertas del Paraíso se han abierto de nuevo. Dios retiró al ángel que estaba en la entrada, con la espada de fuego. Durante algún tiempo, nadie sabe exactamente cuánto, cualquiera puede entrar, siempre que se de cuenta de que las puertas están abiertas.

-¿Quién lo garantiza?- preguntó ella.

-La fe. Y la Tradición. - Fue la respuesta.

-¿Todos saben que las puertas están abiertas?- preguntó ella.

-Alguna gente se ha dado cuenta, y está llamando a los demás. Pero hay un problema.

Paulo señaló un monumento en medio de la plaza.

- Supongamos que allí está el Paraíso. Y cada persona está en un lugar de la plaza. Cada uno tiene un camino diferente para llegar. Por eso la gente habla con su ángel, porque solamente ellos conocen el mejor camino. No sirve de nada recorrer el de los demás.

"Seguid vuestros sueños, y corred vuestros riesgos" oía decir a Vahalla.

-¿Cómo será este mundo?

-Será sólo de los que entren en el Paraíso.-respondió Paulo.- El mundo de la gente capaz de ver las transformaciones del presente, de la gente con coraje para vivir sus sueños, para escuchar a sus ángeles. Un mundo de todos los que crean en él.

Durante siglos, lloramos junto a los rios de Babilonia.- continuó Paulo.- Colgamos nuestras cítaras, nos estaba prohibido, fuimos perseguidos, masacrados, pero nunca olvidamos que había una tierra prometida. La Tradición sobrevivió a  todo.

Hemos aprendido a luchar, nos hemos fortalecido para la lucha, La gente ahora vuelve a hablar del mundo espiritual, lo cual hace pocos años parecía propio de gente  ignorante, cómoda, y hay un hilo invisible que une a todos los que están del lado de la luz, como los pañuelos atados de las Valquirias. Y este hilo forma un cordón fuerte, brillante, sujeto por los ángeles, una barandilla que los más sensibles notan y en la que podemos apoyarnos porque somos muchos, diseminados por todo el mundo. Movidos por la misma fe.

-Cada día este mundo tiene un nombre.- Nueva Era, Sexta Raza Dorada, Séptimo Rayo, etc

-Pero es el mismo. Te lo garantizo.

(Las Valquirias, Paulo Coelho)